La Unión Europea quiere saber el impacto ambiental que generan tanto los productos como las propias organizaciones y por ello a finales de 2021 publicó un recomendación enfocada tanto a la medición de la huella ambiental como para comunicar el comportamiento ambiental de productos y organizaciones a lo largo de su ciclo de vida.
Con esta idea empiezo una mini serie de posts relacionados con la huella ambiental para dejarte claro qué es, cómo se mide y, por supuesto, cómo se comunica.
Ten en cuenta que aunque lo que hay ahora es una recomendación, lo habitual en estos casos es que acabe convirtiéndose en las metodologías más usadas y aceptadas por parte de gobiernos e instituciones. A partir de ahí, la evolución natural es que terminen siendo obligaciones legales (en más o menos tiempo, en función de cómo se desarrolle el tema).
De ahí que me parezca muy interesante traerte estas ideas por aquí y que así estés preparada/o para lo que pueda venir.
Como es habitual en muchos de mis post, me gusta empezar dando un repaso a algunas ideas básicas que a veces se nos escapan ya sea por desconocimiento o porque es una de tus primeras paradas en esta web.
En primer lugar, vamos a recordar qué es el ciclo de vida.
Podemos encontrar muchas definiciones a un par de clics, pero para que no pierdas en la red vamos a lo que se considera en estas recomendaciones: “etapas consecutivas e interrelacionadas de un sistema del producto, desde la adquisición de la materia prima o de su generación a partir de recursos naturales hasta la disposición final”.
Puede que leída así suene algo confusa pero si te pongo un ejemplo fijo que lo entiendes mejor.
Si equiparamos el ciclo de vida de productos u organizaciones con el del ser humano, a partir de ahora no nos valdrá pensar en un ciclo de vida basado en nacer, crecer, desarrollarse y morir.
Habrá que ir más allá y pensar en ese óvulo y ese espermatozoide que generaron a ese ser humano (lo que sería la adquisición de materias primas en la empresa) y cómo se entierra o incinera o lo que sea que se haga, tras la muerte de ese ser humano (que equivaldría a la disposición final de los residuos del producto o servicio).
Es decir, tenemos que tener en cuenta tooooodo (pondría más “oes” pero tampoco es plan) desde el principio de los tiempos:
- Nuestras materias primas: cuáles son, de dónde vienen, cómo se producen o consiguen, cómo llegan hasta mí,…
- Cómo son nuestros procesos de tratamiento o fabricación (y todo lo que entra y sale de cada paso)
- Cómo se realiza la distribución (medios, distancias, vehículos…) teniendo en cuenta toda la cadena de valor
- El uso que le dan nuestros clientes (o el cliente final, dependiendo de cada caso) a nuestro producto o servicio
- El destino final de nuestro producto o servicio cuando acaba su vida útil.
Y lo más importante, habrá que tener en cuenta todos los impactos ambientales asociados a cada etapa. No vale centrarse sólo en un aspecto o proceso.
Esto que te acabo de contar es lo que se conoce como “enfoque de ciclo de vida” y a partir de ahora prepárate, porque va a ser la norma.
Sé que ahora mismo estás intentando imaginar todo el trabajo, dolores de cabeza y complicaciones que te va a traer ésto, pero no te preocupes, que aquí estoy yo para ayudarte y explicarte todo este lío de la forma más sencilla posible.
¿Y por qué ahora?
Bueno ahora, ahora… En realidad todo esto parte de un trabajo previo de 2013 (sí, has leído bien, hace casi una década) de la Unión Europea que, con una fase piloto que duró hasta 2018, elaboró reglas y normas específicas y sectoriales para la huella ambiental de los productos y de las organizaciones.
Con el tiempo estos métodos se han ido actualizando desde un punto de vista técnico y se concluyó que la huella ambiental es una herramienta fantástica para poder desarrollar políticas y legislación en la UE, así como para definir qué son productos sostenibles.
A esto le sumas: el Pacto Verde Europeo, el Plan de de Acción para la Economía Circular de la UE, el Reglamento sobre la taxonomía para facilitar las finanzas sostenibles, el Compromiso de Consumo Ecológico y todo lo que está trayendo el cambio climático y… ¡tacháaan! Tenemos una herramienta maravillosa al canto para enfocar todos estos temas con una perspectiva común que facilite la toma de decisiones.

Ideas generales de la Recomendación sobre el uso de métodos de la huella ambiental
En este post no me voy a meter a desgranar las más de 400 páginas de documento, eso tocará en las próximas publicaciones, pero sí quería contarte algunas ideas generales de la recomendación:
- El objetivo es promover la utilización de metodologías de cálculo de la huella ambiental de organizaciones y de productos
- Está dirigida tanto a los propios Estados miembros de la UE como a organizaciones privadas y públicas (ojijto ahí).
- En relación a los Estados miembros se recomienda que usen este método en aquellas políticas voluntarias que impliquen medir o comunicar el comportamiento ambiental de las organizaciones y de los productos y que empiecen a hacer esfuerzos para ampliar la disponibilidad de algo que mucha falta nos hace a los técnicos que nos dedicamos a ésto (y que escasea): ¡datos de calidad!. Además se pide que desde éstos se de asistencia y herramientas a las pymes para poder medir, mejorar y comunicar el comportamiento ambiental de productos y organizaciones. Finalmente se les invita a que informen cada año a la Comisión sobre qué se ha hecho en relación a todo esto. Incluyendo datos sobre productos y organizaciones que han seguido la iniciativa, qué incentivos se han dado, qué problemas se han encontrado, etc.
- A las empresas se les anima a utilizar estos métodos a partir de ahora y que ayuden a revisar esas bases de datos públicas y que las enriquezcan con sus aportaciones. También que se considere la posibilidad de ayudar a empresas, especialmente pymes, con todo esto. Mira, yo ya lo hago, así que genial.
- Importante: si los estudios que se hagan se van a comunicar a terceros es importante que se verifiquen. Ya hablaremos de esto en los próximos post, pero quédate con la idea de que si vas a comunicar vas a tener que verificar casi siempre (mi enhorabuena a las empresas auditoras porque se prevé un aumento de trabajo 😉 ).
- Para terminar, las siglas (hazte con ellas que vas a verlas mucho).
- HAP = Huella Ambiental de los Productos
- HAO = Huella Ambiental de las Organizaciones
- RCHAP = Reglas de categoría de huella ambiental de los productos
- RSHAO = Reglas sectoriales de la huella ambiental de las organizaciones
Eso es todo por ahora. Espero que te haya gustado esta introducción. En unos días seguiré ampliando este tema.
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